Obra 23
Hay temas que se suelen evitar en voz alta. Como si callarlos hiciera que desaparezcan. Pero en las calles de Colombia, hay un proyecto que prefiere mirar de frente y hablar sin rodeos.
Se llama Échele Cabeza, y lleva más de una década ayudando a que miles de personas —sean usuarias o no— tomen decisiones informadas sobre sustancias psicoactivas. No desde el miedo. No desde la culpa, ni desde el tabú. Sino desde el conocimiento y la confianza.
Es diseño aplicado a un terreno difícil: el de las decisiones personales. Un diseño que se preguntó “¿Y si en vez de prohibir, informamos?”
Un diseño de información clara, de espacios seguros en conciertos y fiestas, de servicios como análisis de sustancias, acompañamiento psicológico y zonas de recuperación. Diseño que reconoce que, para reducir riesgos, primero hay que dejar de negar que existen.
Desde la economía conductual, no intentan cambiar el comportamiento a la fuerza.
Entienden que cuando la gente se siente respetada, es más probable que escuche, que piense dos veces, que elija distinto.
Y por eso diseñan desde la empatía: con datos, con argumentos, con un tono que acompaña y no señala.
El resultado no se mide sólo en estadísticas (que también las tienen), sino en confianza. En cada persona que decide cuidarse mejor. En cada conversación que antes no ocurría y hoy sí.
Porque para echar cabeza, lo que hicieron fue ponerle mucho cariño a un tema complejo.
Créditos: Organización Échele cabeza, Colombia
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