Obra 15
Vas caminando por la calle de Melchor Ocampo y en la esquina, cuando giras en El Nigromante, algo te deja sin aliento
Era una calle cualquiera de Morelia. De esas que cruzas sin mirar dos veces. Hasta que un día, aparece una sombra distinta: una red de crochet, hecha por manos artesanas, cubriendo el cielo como si tejiera también el aire.
No es solo un adorno, ni solo una solución al sol intenso. Es una pausa. Un respiro. Un recordatorio de que la ciudad también puede hablar con hilos y colores. De que los artesanos no solo están en los museos o mercados: también están en las alturas, cambiando con aguja y paciencia la forma en que nos movemos.
El diseño aquí no vino de un software ni de una marca, sino de la sabiduría colectiva. Y eso también transforma la conducta: hace que más personas paren, se tomen una foto, compartan. Hace que un punto de paso se convierta en punto de encuentro. Un camino se volvió paseo.
Porque cuando algo llama la atención con cariño, también genera conexión. Y eso es UX, aunque no venga con manual.
Créditos: Artesanos tejedores, Morelia, México.
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