Obra 12
Entras a la tienda por curiosidad, pero te quedas por gusto.
Hay lugares que se sienten como una pausa. Un respiro entre tanto ruido. Una cafebrería, por ejemplo, donde puedes hojear libros, tomar café, comprar un vinilo… y quedarte. Porque el espacio no sólo está diseñado para vender, sino para hacerte sentir bienvenido.
Y entonces pasa algo más: descubres una rocola virtual. Un código QR, un par de clics, y de pronto suena esa canción que justo encaja con tu estado de ánimo. Ya no eres sólo visitante: eres parte del ambiente, de la banda sonora. Lo que eliges afecta lo que otros viven.
Ese pequeño gesto —invitarte a elegir la música— transforma la experiencia. Aplica principios de economía conductual como la autonomía percibida y el sentido de pertenencia. No se trata solo de entretenimiento, sino de conexión emocional.
Porque diseñar experiencias también es esto: encontrar maneras de que te quedes un poco más, que lo vivas como propio. Que el espacio, aunque sea compartido, se sienta como que te pertenezca, al menos por una canción.
Créditos: Cafebrería El Péndulo, Ciudad de México.
Leave a Reply