Obra 24

La clase podría haber sido como muchas otras: teórica, lineal, cargada de definiciones, marcos conceptuales y algún que otro esquema sobre sistemas y actores. Pero la profesora Lu decidió hacer algo diferente.

En lugar de empezar por la teoría, empezó por una historia. Bueno, en realidad, por varias versiones de la misma historia.

Dividió a su grupo en cuatro y les asignó personajes: Caperucita, el lobo, la abuela y el cazador. Les dio una consigna muy clara: nadie puede invalidar lo que dice otro personaje, y solo pueden hablar desde su punto de vista. El resultado fue una narración compartida donde cada estudiante solo tenía una parte del mapa. No había una verdad absoluta, solo múltiples perspectivas que se entretejían en tiempo real.

Cada versión de la historia era distinta. A veces la abuela era quien manipulaba todo. A veces el lobo solo estaba hambriento. A veces Caperucita no quería ser salvada. Y a veces nadie aparecía para salvar a nadie. Lo que parecía un simple ejercicio narrativo se volvió una potente lección de pensamiento sistémico: nadie tiene el panorama completo, las decisiones están influenciadas por múltiples intereses, y todo sistema es tan complejo como las interacciones que lo conforman.

Este tipo de experiencia, además de ser memorable, es profundamente efectiva. No porque los estudiantes memoricen conceptos, sino porque los viven. Las emociones anclan el aprendizaje, las risas y los plot twists lo hacen inolvidable. Es diseño en acción: la clase está pensada como un sistema en sí misma, donde la interacción, el juego de roles y la colaboración activan aprendizajes que en un formato tradicional pasarían desapercibidos. Eso también es resultado de crear una solución acorde a tus clientes, que en este caso son estudiantes.

En UX se habla mucho de “vivir la experiencia del usuario”. Esta clase lo lleva al aula. Porque una historia siempre tiene más de una versión, y diseñar una clase puede ser tan complejo —y divertido— como cualquier sistema.

Créditos: Docente Laura Upegui, Bogotá, Colombia